Las principales formas que tiene una persona o empresa extranjera para operar en España son las siguientes:

1. Constituir una sociedad española: las formas societarias más comunes son la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SL) y la Sociedad Anónima (SA). En ambos casos la responsabilidad de los socios está limitada al capital aportado.
2. Alta como empresario individual: la actividad empresarial o profesional la desarrolla directamente la persona física, no existiendo distinción entre el patrimonio personal y el de la empresa, siendo su responsabilidad ilimitada.
3. Establecer una oficina de representación: se trata de una estructura mínima y de menor integración que suele emplearse de forma previa a la implantación en España de la sociedad extranjera mediante una sucursal, filial, etc. Carecen de personalidad jurídica propia y no podrá desarrollar la actividad de la sociedad que la crea.
4. Establecer una sucursal o establecimiento permanente: no tienen personalidad jurídica propia, por lo que su actividad y su responsabilidad jurídica van vinculadas a la sociedad matriz extranjera.
5. Constituir una filial: se trata de una nueva sociedad con personalidad jurídica propia e independiente de la sociedad matriz extranjera, si bien está controlada por esta.
6. Mediante cooperación empresarial (Unión Temporal de Empresas UTE o Agrupación de Interés Económico AEI): se trata de algunas de las principales formas para asociarse con sociedades y empresarios ya establecidos en España. Las AEI tienen personalidad jurídica propia.